jueves, 18 de agosto de 2011

Decrecimiento

¿Qué es exactamente lo que está ocurriendo en nuestros días? No estamos padeciendo una crisis sino un conjunto de ellas: crisis ecológica (energética, climática, pérdida de la biodiversidad, etcétera); crisis social (individual y colectiva, aumento de las desigualdades entre las naciones y en el seno de las mismas, etcétera); crisis cultural (inversión de valores, pérdida de referentes y de las identidades, etcétera); a lo que ahora se añade la doble crisis financiera y económica. Todas ellas no son crisis aisladas, sino más bien el resultado de un problema estructural, sistémico: cuyo origen está en la desmesura, en la búsqueda obsesiva del ‘cada vez más’.”
Nicolas Ridoux, autor de Menos es más. Introducción a la filosofía del decrecimiento

De acuerdo al Index Mundi, una página con perfiles y comparaciones entre países, el Paraguay tiene el Producto Interno Bruto (PIB) más bajo de la región con $33.27 miles de millones (2010 est.)[1]. Sin embargo, el crecimiento anual del PIB ajustado por la inflación y expresado como un porcentaje—lo que se llama la Tasa de Crecimiento Real—es de 15,30 %[2]. Este es el nivel más alto en la región, colocando al país en la 2da posición mundial después de Qatar. 
Datos del 2010, osea que no incluye el ingreso de fondos que recibirá PY con la triplicación de la compensación de Brasil por el excedente de energía en ITAIPU (fuente: Index Mundi)
En las escuelas, las empresas e instituciones y a veces incluso en la familia nos enseñan que el crecimiento es el motor y objetivo para el progreso y el desarrollo. Los economistas y analistas hablan de crisis financieras cuando estos números bajan, pero no se puede hablar de bienestar, abundancia y prosperidad si estos números suben.  Aun así el liberalismo económico propone que la economía—y cada empresa—tiene que crecer continuamente, aumentando los ingresos e invirtiendo para aumentar más los ingresos e invertir más. Osino, se pierde el Tren Competitividad, que piensa dar vueltas sin fin.
Semejante sociedad no es sostenible, ya que se topa con los límites de la biosfera. Así como nuestro querido ferrocarril—que alguna vez fue número uno—ahora las grandes potencias económicas también se están quedando sin leña, inversionistas y rieles. El PIB sólo mide la cantidad de leña que se quema, pero no el estado de los vagones, la gente que viaja, quiénes son los dueños, ni la dirección hacia dónde nos dirigimos.  Lo que estos números nos dicen es que el país tiene un nivel de consumo como nunca antes. El tren quema más leña, aunque los pasajeros tienen hambre; nos vamos más rápido, pero estamos descarrilados. Y cuando pensamos que el automóvil nos libraría de los carriles, dándonos autonomía para desplazarnos, aprendimos que más bien nos dan dolor de cabeza, humos tóxicos, embotellamientos y polución sonora.
Grafitis urbanos
A pesar que los automovilistas pagan aproximadamente Gs5.350 o U$ 1,40 (en EEUU es U$ 0,97) por litro de gasoil Clase C (de cancerígeno), las avenidas siguen repletas, en parte porque la inflación inmobiliaria imposibilita a la clase trabajadora vivir cerca de su lugar de trabajo, y en otra porque el sistema de transporte--que nunca fue público--continua ineficiente y obsoleto, para no dar más detalles... Más fundamentalmente está el tema de la falta de descentralización y el modelo de producción agroindustrial mecanizada que desplaza a la gente de campo hacia la urbe. Pero por suerte están las fábricas Paraguayas de motocicletas que crean manos de obra y movilizan al pueblo, pero a costa de más de 13.000 accidentes anuales, lo cual el estado destina U$ 20 millones en seguros para solventar los gastos[3].

El crecimiento es algo natural. Todos empezamos con una célula de tan solo ~ 200 micrómetros m), el óvulo humano, con el esperma, que son también células individuales. De la unión de un óvulo y un espermatozoide se presentarán los 10 billones de células de un cuerpo humano
Desde la fecundación el cuerpo crece, pero sin embargo llega un punto donde deja de crecer, aun así continúa el desarrollo. Los cambios que crea el crecimiento en el cuerpo nos confunde: ¿cómo pudimos convertirnos de una bebe a una mamá, de un adolescente rebelde a un adulto con corbata y aun así mantener nuestra identidad? Esa confusión sumados los traumas que acarreamos de nuestras infancias y las demandas conformistas y a veces opresiva de la sociedad, vulnerabiliza a la juventud hacia comportamientos adictivos. Estos se presencian en los barrios marginales con la proliferación  del crack, en barrios urbanos con la propagación de shoppings e hipermercados, en el mayor porcentaje de obesidad regional gracias a consumo de comidas chatarras y en el mundo virtual con la obsesión de las redes sociales.
Adicción en la juventud: shopping, imagen corporal, crack, televisión, comida chatarra, internet.

El PIB y el crecimiento ignoran la calidad del aire que respiramos,  los accidentes y sus seguros, el diseño urbano, la adicción, el núcleo familiar, el hambre y la distribución de oportunidades, la salud y el ambiente. El PIB es una medición que refleja una visión del mundo anticuada y simplista

Decrecimiento no es sinónimo de recesión
Como vemos, la sociedad de crecimiento no es deseable, ni duradera. Si las condiciones ambientales, sociales y humanas impiden que siga el crecimiento, debemos anticiparnos y cambiar de dirección. Siendo un país con menos desarrollo económico y por ende (en teoría) menos destrucción ecológica, estamos mejor posicionados que aquellos que ya perdieron toda su verdadera riqueza. Eso no significa que los paises desarrollados del Norte (y las élites del Sur) tengan el derecho de exigir a los países del Sur que decrezcan, por no haber profundizado suficiente en las propuestas del decrecimiento. La propuesta decrecentista es que los países del Sur sigan su propio camino y que no imiten el modelo de desarrollo del Norte que se muestra poco válido para proporcionar bienestar a las personas en armonía con la naturaleza. Sin embargo, debemos reconceptualizar la idea de cooperación internacional, siendo el Sur quien también debe proveer los conocimientos y prácticas sostenibles que aquí--en algunos lugares--todavía no se han perdido.
Crecida del Río Paraguay (fuente: ABC Color)
La desaparición programada de la sociedad de crecimiento no es necesariamente una mala noticia. Se utiliza una metáfora para explicar que el decrecimiento no tiene porque ser negativo: igual que cuando un río se desborda todos deseamos que decrezca y cese la crecida, que las aguas vuelvan a su cauce, lo mismo ocurre con la insostenibilidad de la situación actual. La filosofía del ‘decrecimiento’ reivindica que debemos trabajar menos para vivir mejor. El nuevo paradigma apunta a una mejor calidad, sobre la cantidad. Por ejemplo, se debe dejar de derrochar cada año ¡500.000 millones de dólares en publicidad! Esto por higiene espiritual y material: en papel supone 50 kilos de bosque por persona y año.También debemos volver a una agricultura ecológica, con abonos naturales y sin pesticidas, y fomentar el localismo agropecuario.
              La permacultura, como el decrecimiento, habla de la finitud de los recursos naturales.Si suben los precios de los combustibles fósiles (petróleo, gas, etc.), entonces los actuales sistemas económicos, de transportes y alimentos van a colapsar como ya se está presenciando en el mundo. Los altos precios de los recursos naturales van a encauzar la conservación de energía y recursos renovables, estimular las industrias primarias y economías rurales, reducir las emisiones de efecto invernadero y permitir que la agricultura orgánica y agroecológica compita contra el uso intensivo  y extensivo de los suelos. Todo esto va a reactivar la economía local y el intercambio en comunidades bioregionales.
Así entonces, la permacultura—como movimiento, red y campo experimental a nivel mundial—va a generar una alta demanda como una forma de educación de habilidades de la vida, para establecer las estrategias de relocalización e implementar los principios para un rediseño del sistema en el que quisiéramos vivir. Para conseguir esto, entonces sí hay un desarrollo que queremos promover: el ambiental, social, humano y personal.
 "El caracol construye la delicada arquitectura de su concha añadiendo una tras otra las espiras cada vez más amplias; después cesa bruscamente y comienza a enroscarse esta vez en decrecimiento, ya que una sola espira más daría a la concha una dimensión 16 veces más grande, lo que en lugar de contribuir al bienestar del animal, lo sobrecargaría. Y desde entonces, cualquier aumento de su productividad serviría sólo para paliar las dificultades creadas por esta ampliación de la concha, fuera de los límites fijados por su finalidad. Pasado el punto límite de la ampliación de las espiras, los problemas del sobrecrecimiento se multiplican en progresión geométrica, mientras que la capacidad biológica del caracol sólo puede, en el mejor de los casos, seguir una progresión aritmética" Ivan Illich.
 

No hay comentarios.: